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Fundamentos

Cómo organizar o planificar una huerta familiar

Desde la elección del lugar, la preparación del terreno, planificación de las siembras o el mantenimiento
Publicado: (última modificación 20 May 2023) Por Foto del autor Sígueme - ♻ Apoya mi causa

Un huerto familiar es una excelente manera de tener acceso a alimentos frescos y saludables en la comodidad del hogar. Además, cultivar los vegetales y hierbas que se van a consumir, brinda la satisfacción de saber exactamente de dónde provienen y cómo se han sido cultivados. Esto es especialmente importante para aquellas personas preocupadas por la calidad y seguridad de los alimentos y del medio ambiente.

Huerto familiar en suelo

Organizar y planificar una huerta familiar requiere atención y dedicación, pero los resultados siempre valen la pena, aunque al principio pueda ser desalentador. Para empezar con buen pie es importante elegir un lugar propicio, pero luego será necesario preparar el suelo, seleccionar los cultivos adecuados, planificar la siembra, cuidar de las plantas, controlar plagas y enfermedades, y mantener un registro de las actividades realizadas y de los resultados.

En este artículo se explicarán los pasos clave anunciados anteriormente, necesarios para organizar y planificar una huerta familiar y alcanzar cosechas exitosas. Estos consejos son aplicables también para huertos escolares.

Elección del lugar adecuado

El primer paso para organizar una huerta es elegir el lugar adecuado.

Es esencial encontrar un área que reciba al menos 6 horas de luz solar directa al día. La mayoría de las verduras y hierbas necesitan luz solar para crecer de manera óptima.

Además, es importante que el suelo tenga un drenaje adecuado para evitar encharcamientos, el principal enemigo de cualquier cultivo.

Por otro lado, si los vientos son fuertes y frecuentes, habrá que disponer el huerto de forma que quede protegido de ellos, pero evitando las sombras. Las barreras vivas, como los setos, protegen mejor de los vientos que un muro o valla sólida.

Tamaño y diseño de la huerta

El tamaño de una huerta familiar dependerá siempre del espacio disponible y de la cantidad y variedad de alimentos que se desee cultivar.

Es buena idea comenzar con un pequeño trozo si se es principiante, y aumentar gradualmente el tamaño a medida que se gane experiencia. Mantener un gran huerto es muy costoso en tiempo y mucho más cuando aún no se tiene suficiente destreza.

Un diseño común y básico para una huerta familiar es el de surcos, que facilitan el trabajo sobre el terreno y ayudan mucho a la hora de los riegos. Los bancales elevados son muy estéticos y cómodos, pero exigen una gran inversión inicial, especialmente en tiempo para instalarlos y dejarlos listos para el cultivo.

Preparación del suelo

Una vez seleccionado el lugar y el tamaño que tendrá la huerta, es hora de realizar una preparación a fondo del terreno.

Hay que comenzar retirando completamente las malas hierbas, y luego comprobando que el suelo esté suelto y bien drenado.

Si la textura del suelo es adecuada, y no tiene problemas de excesiva acidez o alcalinidad, entonces habrá que enriquecerlo el suelo añadiendo compost u otro abono orgánico bien descompuesto para mejorar su fertilidad y estructura.

Elección de cultivos apropiados

Elegir bien las hortalizas que se van a cultivar es crucial para el éxito de una huerta familiar. Para acertar, hay que tener en cuenta el clima de la región, la estación del año y las necesidades específicas de cada planta, así como los gustos de los miembros de la familia.

Algunas verduras populares para cultivar en huertas incluyen tomates, lechugas, zanahorias, pimientos, calabazas, pepinos y hierbas aromáticas como el cilantro o el perejil.

Planificación de la siembra

La planificación de la siembra es fundamental para maximizar el espacio y asegurar una cosecha continua. Es importante conocer los tiempos de siembra recomendados para cada cultivo y distribuir las plantas de manera que las más altas no proyecten sombra sobre las más bajas. También es interesante utilizar técnicas como la rotación de cultivos para reducir problemas de carencia de nutrientes, toxicidad o la incidencia de plagas y enfermedades.

Siembra y cuidado de las plantas

Una vez planificada la siembra, llega el momento de sembrar las plantas en la huerta. En el caso de comenzar con semillas, es recomendable seguir las instrucciones que figuran en los paquetes de semillas, a menos que se tenga ya alguna experiencia previa cultivando en la zona.

Antes y después de sembrar, es fundamental controlar las malas hierbas regularmente para evitar que compitan con los cultivos por nutrientes y agua. Este suele ser el motivo de que muchos principiantes no obtengan buenas cosechas después de hacer todo lo demás bien.

Riego y fertilización adecuados

El riego regular y la fertilización suelen ser fundamentales para el crecimiento saludable de las plantas en la gran mayoría de los huertos.

Siempre que no haya precipitaciones, el riego debe realizarse de manera regular, asegurándose de que el suelo esté constantemente húmedo pero no saturado. La frecuencia y cantidad de agua pueden variar según las necesidades de cada cultivo y las condiciones climáticas.

En cuanto a la fertilización también es importante para proporcionar a las plantas los nutrientes necesarios para su crecimiento. Se pueden emplear abonos comerciales granulados, pero es mucho mejor utilizar fertilizantes orgánicos como el compost o el estiércol para enriquecer el suelo de forma natural y además mejorar sus propiedades físico-químicas.

Con los abonos, sean del tipo que sean, hay que tener cuidado con la cantidad aplicada para evitar el exceso, ya que puede dañar las plantas.

Control de plagas y enfermedades

Aunque con algunos cultivos apenas hay que tener precauciones, con otros sensibles es esencial para mantener una huerta saludable. Conviene revisar regularmente las plantas en busca de signos de insectos dañinos, como pulgones o ácaros, y de enfermedades como el mildiu o la roya, entre otras. Se pueden utilizar métodos orgánicos como insecticidas a base de plantas, trampas de insectos o barreras físicas para proteger los cultivos, etc.

Mantenimiento y cosecha

El mantenimiento constante es necesario para asegurar una huerta próspera. Realizar tareas como el desmalezado regular, el entutorado de plantas trepadoras, el aclareo de frutos o el apuntalamiento de plantas altas o delicadas para evitar que se doblen o se rompan.

Además, hay que asegurarse de cosechar los cultivos en el momento adecuado para disfrutar de su sabor y calidad óptimos.

Registro y aprendizaje continuo

Mantener un registro de las actividades y observaciones en la huerta puede ser muy útil para aprender de los éxitos y fracasos. Conviene anotar las fechas de siembra, los métodos de riego y fertilización utilizados, y cualquier problema o logro que se haya experimentado. Esto ayudará a mejorar las habilidades de jardinería y a optimizar el rendimiento de la huerta familiar en futuras temporadas.

Autor José A. Amigo

Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.