Cuidados del limonero en maceta
El limonero es un frutal que se puede mantener perfectamente en maceta, si bien no se desarrollará con el mismo vigor que si se planta en el suelo, sí podrá dar frutos y decorar un espacio.
El escaso volumen de tierra que contiene una maceta ―por grande que sea― no es el principal problema para el limonero, sino que hay otros relacionados con este que sí son críticos. Los veremos a continuación junto con los cuidados.
En este artículo no encontrarás información de copia y pega, sino que lo que aquí vas a leer son consejos que provienen de nuestra experiencia directa con este árbol mantenido durante años en maceta.
Exposición
Conviene que la maceta con el limonero se ubique en un lugar con condiciones agradables, es decir, cálido y luminoso.
Luminosidad
Algunas publicaciones recomiendan que el limonero disponga al menos de 5 horas de sol directo al día, pero lo cierto es que esto es poco realista, ya que depende entre otras cosas del clima del lugar.
En una región donde predominan los días nublados ―como en la que yo vivo―, el limonero no va a disponer de 5 horas de sol directo casi nunca, y sin embargo podrá desarrollarse perfectamente.
Por eso más que de horas de sol es más correcto hablar de luminosidad, siendo muy conveniente colocar el limonero en un lugar en el que reciba la mayor cantidad de luz y durante el mayor tiempo. Esto suele significar orientación hacia el sol y sin estructuras que le den sombra.
Heladas
Todos los cítricos son sensibles a las heladas pero el limonero es el que más, por lo que es necesario protegerlo en invierno si en el lugar las temperaturas se acercan a 0℃.
Se puede tapar con una manta antiheladas ―si el frío no es muy intenso―, meterlo dentro de un invernadero o de casa, siempre y cuando disponga de suficiente luz.
En climas en los que las heladas no son muy frecuentes ni muy intensas ―por ejemplo zonas costeras en latitudes medias―, suele ser suficiente con colocar el limonero al lado de una pared en la que dé el sol todo el día, y que al mismo tiempo lo proteja de los vientos fríos.
Vientos
Ya lo adelantamos brevemente en el apartado anterior, pero es importante recalcar que hay que proteger al limonero de los vientos de estos dos tipos:
• Vientos fríos: contribuyen mucho a bajar la temperatura, cosa que no le conviene nada al limonero.
• Vientos fuertes: ocasionan la perdida de hojas, daños en ramas al rozarse y frutos y flores caídos. Si son frecuentes pueden dejar al árbol prácticamente sin hojas, de lo cual tardará bastante tiempo en recuperarse.
Abonado
Este es uno de los cuidados más importantes que hay que tener siempre presente cuando se tiene un limonero creciendo en una maceta.
De por sí los cítricos son muy exigentes en nutrientes, y sufren carencias con mucha frecuencia si la fertilidad no es suficiente o si hay un desequilibrio nutritivo (exceso de unos nutrientes y/o defecto de otros).
Un exceso de nitrógeno o un defecto de fósforo, además de provocar un decaimiento general del árbol, pueden hacer que los limones tengan una gruesa piel, poca pulpa y zumo. Una forma de añadir fósforo es mediante el aporte de pequeñas cantidades de ceniza de madera, a la vez que se añade materia orgánica.
Puesto que la tierra de la maceta tiene un volumen muy limitado, es necesario realizar abonados frecuentes: aporte sólido mínimo una vez cada 3 meses y líquido cada 15 días.
Sólido
Existen fertilizantes granulados específicos para cítricos ―y también algunos orgánicos― distribuidos por casi todas las marcas, si bien puedo decir que, aunque son muy cómodos y prácticos, no son estrictamente necesarios.
El compost casero es un excelente abono para el limonero, ya que si prepara correctamente tendrá todos los nutrientes que el árbol necesita y en una proporción adecuada. Eso sí, tiene que estar bien maduro y en un rango de pH de ligeramente ácido a neutro.
También se pueden emplear estiércoles bien descompuestos, gallinaza en pequeñas cantidades, y en definitiva, casi cualquier abono orgánico.
Líquido
Igual que en el caso anterior, existen abonos líquidos específicos a la venta en cualquier sección o centro de jardinería, pero nuevamente no suelen ser necesarios, ya que tienen su correspondiente sustituto casero.
Hablando desde mi experiencia personal, puedo afirmar sin miedo a equivocarme que un abono líquido que le encanta al limonero es el purín de ortiga, rebajado con agua en una proporción 10:1.
Dicho esto, he podido probar con el limonero otros purines de plantas verdes ―mezcla de otrtigas y de adventicias como el trébol o la alfalfa― y he visto que también dan muy buenos resultados.
¿Cómo sé que estos abonos le van bien? Pues porque aproximadamente una semana después de realizar una aplicación en la tierra de la maceta, el limonero suele responder con una brotación vigorosa. Además las hojas permanecen en todo momento de un color verde uniforme si se aplica al menos una vez cada 15 días.
Riego
Este aspecto o cuidado no es muy diferente en comparación con otras plantas que se encuentran en maceta.
Lo más importante aquí es elegir un sustrato de calidad para el limonero. Esto significa que tiene que retener mucha agua pero drenar muy bien el exceso de esta.
Si el sustrato es bueno habrá que regar con menos frecuencia. ¿Cuánto? Esto, obviamente, es diferente en cada caso, ya que depende del ambiente, del tamaño de la maceta y del porte de la planta.
Cuanto más grande sea la copa del limonero, más pequeño el volumen de la maceta y más seco y cálido el ambiente, será necesario regar con más frecuencia. Ante la duda se puede rascar un poco la superficie del sustrato para ver si está húmedo por debajo o ya no.
Lo ideal sería mantener una humedad constante, pero tampoco pasa nada si la tierra se seca un poco entre riego y riego. Es muy importante no regar en exceso, ya que toda el agua que salga por debajo de la maceta arrastrará consigo gran cantidad de nutrientes. Ese agua se debe recoger y aportarla de nuevo a la maceta en el siguiente riego.
No dejar agua en el plato
Efectivamente, así como con otras plantas se puede dejar el plato de la maceta lleno de agua para que la tierra la vaya absorbiendo cuando lo necesite, en el caso del limonero esto no debe hacerse a menos que la maceta sea inmensa y la planta muy pequeña.
Al dejar el agua en el plato, el sustrato de la maceta tenderá a estar saturado, lo que podría asfixiar las raíces del limonero o favorecer el desarrollo de hongos en estas.
Tampoco es conveniente dejar que llueva mucho sobre la maceta ―y menos colocarla debajo de una gotera del tejado―. Si le va a caer lluvia con mucha frecuencia o intensidad, hay que retirar el plato de debajo de la maceta y cubrir la parte de arriba con un círculo de plástico recortado a la medida. Esto se hace más que para evitar el encharcamiento ―no habrá si el sustrato drena bien y el plato no está puesto―, para impedir que se laven los valiosos nutrientes de la tierra.
Trasplante
Como con toda planta que se encuentra en una maceta, es necesario trasplantar el limonero a un recipiente de mayor tamaño a medida que va creciendo.
Volumen de maceta
El volumen de la maceta ha de guardar proporción con el volumen de la copa, y aunque esto no es un ciencia exacta, yo recomiendo seguir la siguiente regla:
Diámetro maceta = Alto maceta = Diámetro de copa / 3
Esto significa que, tanto el alto como el ancho de la maceta han de ser de al menos 1/3 del diámetro de la copa del limonero, es decir, si esta mide 60 cm, entonces la maceta tendrá que medir al menos 20 cm, tanto de ancho como de alto.
Como ya se dijo, esto no es en sentido estricto, por lo que otras medidas y proporciones pueden ser también adecuadas variando la calidad del sustrato y los cuidados que se le brinda a la planta.
Dado que el limonero va a ir aumentando de tamaño, si se quiere mantener la proporción entre el porte de este y el volumen de la maceta, será necesario realizar trasplantes sucesivos a recipientes cada vez mayores. Esto se puede hacer una o dos veces al año, según el crecimiento del árbol y el mantenimiento que se lleve a cabo.
Poda
En un limonero en maceta la poda es un cuidado fundamental para dar y mantener la forma y vigor del frutal, y por supuesto, para controlar el tamaño del árbol.
Además de lo anterior, mediante la poda también se deben eliminar ramas enfermas o secas, y aquellas envejecidas que ya no volverán a fructificar.
Nunca se debe podar el limonero cuando existe riesgo de heladas, y si tiene limones, una vez que se cosechan estos. Tampoco es conveniente podarlo cuando está emitiendo nuevos brotes.
Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.