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Cómo sembrar melón en casa

Aunque es más difícil cultivar melón en casa que en el campo, lo cierto es que se puede hacer teniendo en cuenta algunas recomendaciones que repasamos en este artículo, como por ejemplo la elección del lugar, el entutorado o la poda
Publicado: (última modificación 05 May 2020) Por Foto del autor Sígueme - ♻ Apoya mi causa

En qué época

El melón necesita de temperaturas cálidas para que pueda desarrollarse adecuadamente, por lo que nunca se debe sembrar cuando aún hace frío, a menos que se haga dentro de un invernadero o ambiente protegido, como el interior de la casa.

Melón cortado

Pero incluso así, dado que es una planta que se crece bastante rápido, tampoco se puede sembrar mucho antes de que las condiciones sean buenas en el exterior, porque en poco tiempo necesitará bastante espacio y mucha luz, o mejor dicho, sol directo.

Esto de las fechas ya lo hablamos en otro artículo, así que te dejo que lo leas. Es este que aparece justo aquí debajo.

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Qué condiciones debe cumplir el lugar

No todas las viviendas ni todas las estancias de las mismas reúnen las condiciones apropiadas para que el melón pueda desarrollarse sin dificultades.

Estos que siguen son los dos requerimientos más importantes.


Sol directo

La planta del melón necesita recibir mucha luz para crecer con vigor, producir flores, engordar y madurar los frutos, y hacerlo lo suficientemente rápido como para lograrlo antes de que llegue de nuevo el frío.

Pero esta luz tiene que ser directa, es decir, el sol tiene que incidir directamente en la planta el máximo número de horas al día, ya que simplemente con una buena luminosidad indirecta no suele ser suficiente.

Esto descarta muchas viviendas y muchos espacios dentro de estas. No se puede pretender cosechar melones si se cultivan en un espacio sombrío, como por ejemplo en la cara menos soleada de un edificio de viviendas, que puede que solo reciba una o dos horas de sol directo cada día, o incluso menos.

Los balcones, terrazas y galerías orientados hacia el sol son una buena opción, pero mejor aún son las azoteas. Por supuesto, también los patios y jardines soleados, pero en ese caso ya estaríamos hablando de un cultivo fuera de casa.


Espacio

Después de la luz, el espacio es otro aspecto limitante en muchas casas, y es que la planta del melón crece bastante, varios metros alrededor del recipiente en el que se ha plantado o sembrado.

Esto impediría el cultivo en la mayoría de las viviendas, pero aún se puede hacer algo más. Es posible entutorar el melón ―igual que los tomates― para que crezca verticalmente por una estructura.

La barandilla de una terraza o balcón se puede usar como tutor, y es una buena opción siempre que sea lo suficientemente larga ―al menos 2 metros―.

Si no se puede hacer lo anterior, entonces habrá que colocar una estructura tutora, ya sea fijada en una pared, o bien sostenida sobre el suelo.

En cualquier caso, el espacio ocupado por planta será considerable. Alrededor de 1 metro cuadrado de suelo si se entutora en vertical. En cambio, si se conduce por una barandilla o pared, el espacio de suelo ocupado se reduce a casi el tamaño del contenedor, que ahora pasamos a hablar de él.


El recipiente y el sustrato

Para cultivar melones en casa, es obvio que hay que hacerlo en contenedores, ya sean macetas, jardineras, mesas del cultivo, etc.

Han de ser siempre recipientes grandes, cuanto más mejor, pero con unos 30 ó 40 litros de volumen es suficiente, siempre que el sustrato sea bueno, aunque eso lo veremos a continuación.

Son preferibles los contenedores más altos que anchos, cuanto más altos mejor, ya que el sistema radicular del melón tiende a profundizar mucho, y además perderán la humedad más lentamente por evaporación, cosa que nunca viene mal con este cultivo.

En cuanto a los materiales, no importa mucho. Pueden ser de plástico, como una simple maceta o incluso una bolsa, de cerámica, de madera, de piedra, de vidrio, etc. Los metales mejor descartarlos, excepto el acero inoxidable, que podría utilizarse.

Y en lo relativo al sustrato, decir que es importantísimo para el desarrollo del cultivo.


Hay que emplear un sustrato de calidad, que retenga mucha humedad pero no se encharque, que sea muy rico y equilibrado en nutrientes.


Si no te quieres complicar, lo más rápido, seguro y fácil es comprar un sustrato para huerto urbano como este.

En el caso de que quieras prepararlo en casa, puedes hacerlo a partir de materiales de calidad como el humus de lombriz, compost maduro, arena, perlita o vermiculita y fibra de coco.

¿Por qué es tan importante el sustrato? Bueno, pues porque la planta de melón va a tener que obtener de un "pedazo de tierra" todos los nutrientes y el agua que necesitará para desarrollarse, dar frutos y madurarlos.

Si el sustrato no es apropiado, se hace muy complicado el mantenimiento, y casi seguro que el resultado final no sea bueno.


Siembra

Tiene poco que explicar si ya has realizado otras siembras de plantas similares.

Puedes hacerla directamente en el contenedor definitivo, o bien en un semillero ―pequeñas macetas― y más adelante trasplantarlos. Esta última opción es ideal para climas en los que el frío se resiste a marcharse, o cuando se quiere ahorrar espacio hasta el último momento.

En el artículo que te dejo aquí debajo, tienes un apartado completo sobre la siembra del melón en semillero, pero también puedes sacar conclusiones interesantes si lo vas a sembrar directamente en el contenedor definitivo.

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Cuidados

El mantenimiento de estas plantas depende mucho de cómo se haya hecho el trabajo inicial: elección del lugar y fecha de inicio, sustrato y contenedor.

Si esas cosas se han cubierto satisfactoriamente, entonces será todo más fácil.


Entutorado

Ya se mencionó más arriba, cuando hablamos del espacio. Y más abajo te dejo otro artículo sobre la poda del melón, en el que también se habla de esto.

La verdad es que el entutorado en una casa se puede hacer de mil formas. El límite lo pone el ingenio de cada uno. Eso sí, en el caso de que la variedad de melón sea de frutos grandes, hay que arreglárselas para sostenerlos ―con una red o similar―, de manera que el peso no estropee los tallos.


Riego

Muy importante. Estas son plantas que consumen mucha agua.

Dependiendo de lo bueno que sea el sustrato y del tamaño del contenedor ―entre otros―, habrá que regar con mayor o menor frecuencia.

Lo mejor es tocar la tierra, rascar en la superficie y ver si está húmeda. Si lo está, se puede dejar el riego para otro día. Si el sustrato se nota poco húmedo, entonces hay que regar, pero sin pasarse. No conviene que salga mucha cantidad de agua por debajo del recipiente, ya que se llevará parte de los nutrientes.


Hay que intentar mantener el sustrato siempre húmedo y sin grandes oscilaciones de humedad.


Pintar el recipiente de color claro o cubrirlo, también ayuda a ahorrar agua y a espaciar los riegos.


Abonado

A mitad del cultivo, es posible que los nutrientes del sustrato comiencen a agotarse, especialmente si este no era lo suficientemente fértil o equilibrado.

Para evitar esto, conviene aportar abonos líquidos de vez en cuando, mezclados con el agua de riego. El purín de ortiga es ideal para esto, pero existen muchos más.

También se puede retirar un poco de sustrato de la superficie y añadir en su lugar una capa de humus de lombriz y otro abono orgánico maduro. Al regar, los nutrientes serán arrastrados hasta las raíces.

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Cosecha

Si todo ha ido bien, cada planta podría darte 3 ó 4 melones de calidad, aunque esto depende también de la variedad. Los demás deberían ser eliminados nada más formarse, para no cargar inútilmente a la planta, ya que no tendrá recursos ni tiempo para madurarlos, y los nutrientes que consuman se perderán.

Para saber cuando están maduros, hay que fijarse en el tamaño, el aspecto y el peso, aunque al principio cuesta acertar con el punto. Es cuestión de práctica, aunque si se tientan cada pocos días, se nota el aumento de peso al madurar.

Autor José A. Amigo

Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.